Desentierro sarcófagos al nacer el día. Los arranco de las profundidades del deseo y su arrastre. LLevo una escafranda de seda para no ser contagiado por los seres tóxicos. La desnudez de mi cuerpo contrasta con el humo negro que desprende Aurora. Un trasatlántico varado con su enjambre de familias, nichos, ancianos, oficiales. Sólo pretendo caminar entre pequeños veleros y pájaros ardientes en la mañana. En busca de alimento entre los huecos de la madera y el cemento armado. Soy un almirante de Albariños y Zamburiñas, de tascas para hombres escuálidos y algas por caballeras. En ese submundo me encuentro a gusto. En los detritus la savia de la Vida. Por redención solo creo en Eros.
YAN NAZCA 2012
PROCESO EXISTENCIALISTA
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