LA MOTIVACIÓN DE ESTA SERIE DE ACCIONES INTENTA ENCADENARSE EN UN DISCURSO NARRATIVO QUE QUIERE PLASMAR METAFÓRICAMENTE ALGUNAS DE LAS CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES NACIDAS EN NUESTRO MUNDO CON LA ÍNTIMA EXPERIENCIA DE PÉRDIDA DEL HEIMAT. ESTE CONCEPTO, DIFUSO Y COMPLEJO, ACUÑADO Y REINTERPRETADO POR LA TRADICIÓN FILOSÓFICA, ESENCIALMENTE ALEMANA, HACE REFERENCIA EN NUESTRA PROPUESTA DE LECTURA A HOGAR, COMUNIDAD CERCANA, PATRIA ORIGINAL, COMARCA DE NACIMIENTO Y DE VIDA. EL HEIMAT SERÍA TAMBIÉN EL PSÍQUICO ESPACIO DE LA INFANCIA Y LA MEMORIA INDIVIDUAL Y COLECTIVA, EL TECHO SIMBÓLICO QUE EN NUESTRA EXISTENCIA PROTEGE LOS AFECTOS Y LOS VÍNCULOS CON EL OTRO, CON TODO LO OTRO; EL ESPACIO SOCIOPOLÍTICO QUE SE DESPLIEGA EN COMUNIDAD DE ORIGEN Y DE FINES, EL HOGAR ASILO QUE OCCIDENTE HA VENIDO VIENDO DESAPARECER EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS DE SALVAJE INDUSTRIALIZACIÓN Y PATOLÓGICA URBANIZACIÓN ACELERADA ESPECIALMENTE DESDE EL MOTOR DE LEGITIMACIONES QUE SIGNIFICARON LOS PROCESOS DE UNA MODERNIDAD INTERPRETADA COMO MERA DOMINACIÓN INSTRUMENTAL DEL MUNDO. EN ESTE CONTEXTO DE ALEJAMIENTO Y DISOLUCIÓN PROGRESIVA DEL HEIMAT, EN ESTA PLANETARIZADA MEGALÓPOLIS CONTEMPORÁNEA, ES DONDE NUESTRA EXISTENCIA INDIVIDUAL Y COLECTIVA SE HA CONVERTIDO, COMO NUNCA ANTES TAN VISIBLE, EN UNA FORMA DE EXILIO. LA MÁS RADICAL Y LÚCIDA A LA VEZ. “EL EXILIADO –ESCRIBE AL RESPECTO MARÍA ZAMBRANO- ES EL QUE MÁS SE ASEMEJA AL DESCONOCIDO, EL QUE LLEGA, A FUERZA DE APURAR SU CONDICIÓN, A SER ESE DESCONOCIDO QUE HAY EN TODO SER HUMANO Y AL QUE EL POETA Y EL ARTISTA NO LOGRAN SINO MUY RARAMENTE LLEGAR A DESCUBRIR”.
EL QUE LA EXPERIENCIA CONTEMPORÁNEA DEL MUNDO NOS DELATA EN SUS CLAVES CULTURALES ES UN EXILIO QUE SE VIVE COMO YA SIN POSIBILIDAD DE REGRESO. “EL HOMBRE MODERNO -SOSTIENE JEAN LUC NANCY- YA NO ES IDENTIFICABLE, ES ESE HOMBRE CUYA FIGURA SE BORRA O SE HA BORRADO, COMO DECÍA FOUCAULT, SE CONFUNDE CON SU BORRADURA, QUE NO ES MÁS QUE LA CONSECUCIÓN DE LA AUSENCIA DE RESPUESTA A LA PREGUNTA ¿QUÉ ES EL HOMBRE?. SE BORRA ASÍ EL HOMBRE QUE YA NO PUEDE RESPONDER A SU PROPIA PREGUNTA, EL HOMBRE QUE ES EN SUMA EXILIADO FUERA DE SÍ MISMO, FUERA DE SU HUMANIDAD.” NUESTRA CONDICIÓN (LA DE TODOS, LA DE CADA UNO) DESDE SIEMPRE SERÍA, PUES, OHNE HEIMAT, SIN HOGAR, SIN PATRIA, APATRIDIA... (LA CONSTITUTIVA SUSTANCIA DE NUESTRO YO SERÍA, ASÍ, SU CONDICIÓN DE EXILIO). UN EXILIO PSÍQUICO (Y SOCIAL) EN EL QUE EL HOMBRE, DESDE EL EXTRAÑAMIENTO HACIA EL MUNDO, SE HA IDO ALEJANDO DE UN SÍ MISMO REITERADAMENTE CONSTRUIDO Y EN ESTE ALEJARSE DE SÍ MISMO HA CONSTITUIDO SU SER, SU CONDICIÓN EXISTENCIAL INELUDIBLE. CONFRONTADO A SU FINITUD HA DEBIDO CONSTRUIRSE EL ESPACIO-TIEMPO DEL HEIMAT, EL LUGAR DE LOS AFECTOS Y LOS VÍNCULOS, EL TIEMPO SIMBÓLICO DE LA COMUNITAS, EL LUGAR Y EL TIEMPO DE LA POTENCIALIDAD IDENTITARIA EN LA COMUNITAS BAJO LA CUAL LA LECTURA DEL MUNDO LE ERA “FAMILIAR” Y LA EXISTENCIA DEL TODO LE ERA TAN PROPIA Y SENTIDA COMO LA DE SU PROPIO SER.
LOS PROCESOS DE OCCIDENTE HAN DADO PIE A QUE LA DISOLUCIÓN DE ESE MUNDO SE NOS MUESTRE HOY EN TODA SU TRÁGICA ESCENIFICACIÓN NO SÓLO EN EL ÁMBITO SOCIAL SINO, DE MODO MÁS SUTIL Y DEVASTADOR, EN EL ÁMBITO PSÍQUICO. ASÍ, EL CUERPO Y SUS REPRESENTACIONES COMO MUNDO SERÍAN AQUÍ LA DIMENSIÓN EXTERIORIZADA DE UN YO DIFUSO QUE SE EXPRESA COMO EXILIO DE SÍ, COMO ESTADO IRREPARABLE DE UN ONTOLÓGICO EXILIO.
LUIS FORES